Desde que Norman Mailer publicara su famoso libro Retrato de Picasso como un adolescente, las voces más críticas con el artista español se envalentonaron y bramaron cada vez más fuerte, hasta imponerse finalmente en el panorama internacional de la crítica. Recientemente, gracias a los aires relativista de fin de siglo –XX- los postmodernos duchampianos han logrado imponerse a los historiadores modernos, y el famoso urinario mereció la mención de honor de obra más influyente del siglo, por encima incluso del Guernika. Pero ahora, en Sotheby´s la escalada de precios recuerda a la competición entre Federer y Nadal.
Para no inclinar la balanza entre franceses y españoles, como ha sido frecuente a lo largo del siglo (Matisse-Picasso, Dalí-Bretón, Miró-Masson), al menos antes de que Los EEUU se hicieran con el control del mercado artístico, los inversores de esa vieja Europa que se resiste a perder el control en el mercado de la exquisitez han descubierto en un suizo Gioacometti la imagen de artista elegante y a la vez visceral que necesitaban para su nueva carrera hacia lo más Cutting-edge. Es éste un término bursátil que ha sustituido al ya pasado de moda Vanguardia, que tenía un origen militar (Avant-garde), nada adecuado a lo políticamente correcto en la era de la globalización del mercado y del buen gusto. Surge la pregunta: ¿vale “L'Homme qui marche I”, o “le Garçon à la pipe” todo ese dinero? Mi respuesta: ¿Lo vale Cristiano Ronaldo? Y una conclusión: no estamos hablando de arte. Y seguramente tampoco de competiciones deportivas.
Hola, a mí también me interesó este tema. Publiqué esta entrada:
http://homeinthewood.blogspot.com/search/label/arte
Si tiene tiempo de echarle un vistazo lo agradecería mucho.
Qué alegría me da poder leerte Jorge. Espero que continue en el tiempo. abrazos